Blancanieves, Pinocho, la Cenicienta y Caperucita, entre otros, vuelven a nuestros hogares sin animación. La inocencia y ternura que conocemos de estas fantasías fueron reversionadas desde un lado más adulto y dramático para la serie Once Upon a Time. Propuesta ambiciosa pero interesante de Adam Horowitz y Edward Kitsis, dos de los guionistas de Lost , ¡y para no extrañar!: en el estreno (martes último) aparece un humo maligno.
Todo empieza como en el cuento de Blancanieves que todos conocemos pero en esta ocasión la Malvada Reina condena, hechizo mediante, a todo el Valle Encantado a vivir eternamente sin finales felices. La maldición llega hasta nuestros días: todos estos mágicos personajes están atrapados en Storybrook, un pueblo de Nueva Inglaterra donde el tiempo no avanza y ellos no recuerdan quiénes eran (ojo: hay flashbacks). La única esperanza recae en la hija de Blancanieves, Emma Swan (interpretada por Jenifer Morrison, de Dr. House), otra heroína que se suma a la lista de rubias de Homeland, Alcatraz, Fringe y Revenge.
La serie propone una antítesis a Grimm. Esta muestra a los cuentos infantiles desde un formato policial, y los lleva a un nivel de morbosidad y violencia que descalifica toda ternura que cualquier princesa puede presentar.
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