Nosotros, los Negros de Mierda, los que venimos de ese hondo bajofondo donde el barro se subleva, los que andamos de heladera vacía y tripas retobadas.
Nosotros, los que caminamos en patas amasando estiércol, los que hacemos el amor en la única pieza compartida y nos mordemos los orgasmos para no despertar a los niños.
Nosotros, los truchos que marcamos las nuevas tendencias de la moda en La Salada, los que remendamos el guiso de ayer con unas papas prestadas por la vecina solidaria a la que no le sobra nada, los cabecitas despreciados por la oligarquía.
Nosotros, los que enterramos algún afecto en un cajón berreta de pino verde económico, los que seseamos entre el laberinto de los dientes ausentes, los que nos fuimos al descenso con tantos goles en contra que ya nos duele el ciático de agacharnos para sacar la pelota del fondo del arco.
Nosotros, los que nos reconocemos por el sudor proletario y nos olemos como los perros guachos se huelen los genitales, los que fracasamos en nuestro afán de ser felices, los que somos felices a pesar del naufragio.
Nosotros, los que cada día salimos a la batalla colgados del estribo de la vida, soportando que nos rocen el culo de ida y de vuelta, aferrados al pasamanos (mentira que Rexona no te abandona) , mirando con ojos de envidia al que va sentado hasta Retiro, franeleándose la corbata de yuppie, apretando desconfiado el maletín entre las piernas.
Nosotros, los que no festejamos empates porque Perón y Evita nos enseñaron que hay que salir a la cancha a ganar porque con la dignidad es mas probable dar la vuelta olímpica, incluso en la cancha de ellos.
Nosotros, los villeros comegatos, los indocumentados, los invisibles a los ojos del establishment, los sumisos que agachan la cabeza y le dan para adelante, los eunucos del harén del terrateniente, los mayordomos del campo del latifundista, los ordeñadores de la leche de las vacas de la arcadia de los Biolcatti.
Nosotros, los que vamos al chino cuando vamos, y nos compramos un kerosén tinto marca Sumuva, persuadidos por la publicidad que nos bate : Ahora con un diseño moderno, atractivo, innovador y gracias a su novedoso formato en envase Tetra Prisma, es fácilmente manipulable. Es cómodo de verter y puede ser conservado gracias a la práctica tapa.
Nosotros, los bisnietos de los descamisados, los que salimos a surfear en ese oleaje de trapos, los que reventamos la plaza porque nos quedamos huérfanos de Néstor y nos mordimos hasta gotear por los labios, y nos apretamos en un abrazo desconocido, los que hicimos pucheros frente al féretro, los que cantamos una y otra vez la marchita con la garganta hecha hilachas de dolor, los que aprendimos a pronunciar sin pudores en éstos años la palabra “ PATRIA “ sin que nos remita a tiempos pretéritos y reaccionarios de nacionalismos patéticos, los que decimos “ COMPAÑERA / COMPAÑERO “ con tanta dulzura que corremos el riesgo de enfermarnos de una diabetes amorosa y militante, los que voluntariamente le donamos una transfusión de sangre a la muerte sin preguntar, los que ofrendamos el corazón y lo depositamos junto a las miles de coronas de nomeolvides, los que meamos sin taparnos la nariz en los baños químicos, los que vomitamos nuestra borrachera de tristeza y amargura en el cordón de la vereda, los que nos acalambramos los dedos en “ V “, los que nos abrigamos con la cobija negra NDM, los que arrastramos a nuestros hijos a ese tsunami peronista, los que tenemos memoria porque la memoria es un paraíso de donde no podemos ser desterrados, los que sabemos de qué periferia de la historia venimos, los que vivimos genéticamente orgullosos y sabemos que no necesitamos ningún ADN ideológico, los que le ponemos el pecho y las tetas al capitalismo con su consumismo pornográfico, los que sentimos la tibieza a flor de piel porque a los muertos se los cuenta cuando están fríos, y el compañero Néstor Kirchner seguirá tibio en nosotros, los que hoy andamos con los ojos tristes de un perro San Bernardo y le ladramos a los corazones zurcidos de melancolía, los que no hemos dormido y en la duermevela bizca nos inventamos una revolución de obrero y de estudiante, de viejo decrépito con la nostalgia de las patas en la fuente y de pendejo cibernético empujando el nuevo tiempo.
Nosotros, los Negros de Mierda, queremos decirte, Cristina, que estamos con vos, que cuando pase el temblor, cuando empieces a elaborar tu duelo, cuando se te deshinchen los ojos de esplín, aún cuando sientas que tu cama es un talle grande y la soledad es un amigo que no está, cuando te escasee la palabra y te sientas desolada, estaremos aquí, armados hasta las muelas de militancia, dispuestos a ofrendarnos por vos, dispuestos a abrazarte res-petuosamente, compañera, heredera de los ovarios de Evita. Y perdón por el tuteo.
Por Walter Gol Saavedra