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sábado, 8 de agosto de 2009

Tu Identidad ( Articulo)




Del Libro: Fe Extrema

Autor: Nell T. Anderson y Dave Park

No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos; y revestido del nuevo, el cual, conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

Colosenses 3:9:11

¿Alguna vez sentiste que eras producto de tu pasado? ¿Qué debido a tus pecados tienes poca o ninguna esperanza de vivir alguna vez la verdadera vida victoriosa en Cristo? Si es así, no estás solo. Más del 70 por ciento de los adolescentes cristianos que hemos encuestado, se sienten como tú. Se dicen a sí mismos: "no soy bueno’’ ‘’no puedo hacer nada bien’’ ‘’puede que el cristianismo les dé resultados a los demás, pero a mi, no’’. De acuerdo a Colosenses 3:10:11 ya no rige en nosotros el concepto que teníamos de nuestra identidad antes de conocer a Cristo.

Cuando te piden que te describas a ti mismo, puede que menciones la raza, la religión el trasfondo cultural, el nivel social, o todos los pecados que cometiste antes de aceptar a Cristo. Pero Pablo dice que tu identidad ya no está más determinada por tu herencia física, tu nivel social, tu característica racial o tus pecados. Tu identidad está en el hecho que eres un hijo de Dios y que estás en Cristo.

Cuando decides poner tu confianza en Cristo, logras el perdón de todos tus pecados, porque Cristo murió una vez por todos nuestros pecados (Romanos 6:10). Recibiste el Espíritu Santo y una nueva vida eterna en Cristo. Tu identidad profunda es la de un santo, un hijo de Dios, una pieza divina, un hijo de luz, un ciudadano del cielo.

“Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que ahora habéis alcanzado misericordia”

1 Pedro 2:9:10

Mi (Dave) cuñado Matt fue adoptado por la familia DuPeire. Tomó la decisión de confiar en Cristo a temprana edad. La vida en un hogar cristiano fue buena y su nueva mamá y papá lo querían de verdad; el era su hijo. Pero hay algo dentro de nosotros que anhela conocer nuestro origen y cuando Matt cumplió 18 años él quiso saber más a cerca de sus raíces. Investigó en los expedientes de adopción, pero lo que encontró no fue muy alentador. Su madre lo había abandonado a él, a su hermano menor y a su hermana en un viejo hotel, dejándolos en adopción. Cinco ‘’que pudieran ser’’ padres firmaron sus papeles de adopción.

Ahora que Matt sabía la verdad acerca de su familia sanguínea ¿en qué modificaba su herencia, su identidad? en nada. ¿Por qué? Porque Matt sigue siendo un hijo de Dios.

La verdad de 2 de Corintios 5: 17 jamás cambiará. ‘’De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas’’.

Ya no somos producto de nuestro pasado sino producto del trabajo de Cristo en la cruz. Cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, vivíamos separados de Dios.

Nuestra identidad y percepción de nosotros mismos estaba formada y programada en nuestras mentes por el orden natural de este mundo. Eso es lo que dice Pablo en Romanos 12:2: ‘’No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

La renovación de nuestra mente no se logra naturalmente; no existe un botón de’’ borrar’’ que quite el programa anterior.

Debemos conocer conscientemente la palabra de Dios para poder entender quiénes somos desde la perspectiva de Dios.


¿Y quienes somos? Como dice 1 Juan 3:1- 3:

Mirad cuál amor nos ha dado el padre para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Dedica tiempo todos los días para que Dios te hablé. Deja que él le revele a tu mente cualquier mentira a la que debas renunciar y toda verdad que debas aceptar.Es nuestra oración que este libro fortalezca tu caminar con Cristo o sea el comienzo de un nuevo hábito, introducirte en la palabra de Dios. Asegúrate en meditar en los pasajes bíblicos y contesta las preguntas.

Di la siguiente afirmación en voz alta:

La mentira a rechazar:

Rechazo la mentira en la que no pueda encontrar significado duradero, resguardo, seguridad y sentido de pertenencia a cualquier cosa que no sea Jesucristo.

La verdad a aceptar:

Acepto la verdad de que en Cristo soy aceptado, estoy seguro y soy significativo. Le pertenezco a Cristo y soy parte de la familia de Dios.


Los Pobres ,Don de Dios(Articulo)


Los Pobres, Don de Dios

“Los pobres son la esperanza del mundo porque nos proporcionan la ocasión de amar a
Dios a través de ellos. Son el don de Dios a la humanidad, para que nos enseñen una manera
diferente de amarlo, buscando siempre la manera de dignificarlos y rescatarlos. Ellos,
son el signo de la presencia de Dios entre nosotros, ya que en cada uno de ellos es Cristo
quien se hace presente. Por eso, Él no nos preguntará cuántas cosas hicimos, sino cuánto
amor pusimos en ellas.”

Madre TeresaDe Calculta

Luego de leer esto comprendí que soy un miserable, que he hecho muchas cosas porque es bueno hacerlas, comprendí que aunque hagas las cosas bien si no las haces con el corazón es como si no lo hicieras. Esperanza del mundo, siempre creí que la esperanza del mundo era la prosperidad para todos, era que cada uno tuviera para sostenerse, pero luego me di cuenta de cuanta gente tiene todo y siempre le falta algo.

Al mirarme por dentro tuve que afrontar mi triste realidad, esa que me hace buscar cada vez más, que me desgasta en una est ú pida ambición, una eterna e insaciable sed por beber las mieles de la vida. Cuando el amor deja de ser el motor de mis decisiones, es cuando empiezo a equivocarme, porque nada será suficiente, nada llenará el espacio que pretendo llenar, porque aunque las posesiones son buenas, necesarias y útiles, he de comprender que no son del todo capaces de llenarme. Siempre me enseñaron que ser pobre era una maldición, que la pobreza no era parte del plan de Dios, no digo que tener es malo, tampoco creo que ser pobre sea lo mejor, pero nunca me di cuenta que es el amor el que debe prevalecer sobre todas las cosas, eso incluye mis decisiones.

Así que mientras el tiempo pasa, trataré, seguiré, lucharé por encontrar el motivo correcto para hacer las cosas, para amar al que me odia, pero creo que es más difícil amar lo que odio, cuesta, pero simplemente hay que seguir.

Así que si he de hablar de esperanza, es simplemente entendiendo que todos necesitamos de ella, en la situación en la que nos encontremos, el enfermo espera recuperarse, el pobre espera poder comer mañana, la madre espera que la hija vuelva a casa, el padre espera que su hijo pueda perdonarlo, el pueblo espera que la situación mejore.

Pero al final la esperanza se alimenta de fe y de ilusión, y se muere de hambre cuando come realidad, no quiero cerrar los ojos a la realidad, pero tampoco quiero verla tan detenidamente que deje ciega mi fe, después de todo, fe es ESPERANZA en algo que aún no es real.

Fuente: www.certezajoven.com.ar

lunes, 3 de agosto de 2009

Llevarme bien con mis padres parece algo imposible (Consejeria)




Un pensamiento muy común que nos perturba cuando no logramos llevarnos bien con nuestros padres es la actitud “qué me importa”. Seguramente lo has pensado (así como yo lo hice durante un tiempo en mi adolescencia). No te importa lo que digan, si se molestan, si te felicitan, si te gritan... simplemente no te importa. Frases como “Trato de hacer las cosas bien, pero parece que no se dan cuenta”, “Siempre tienen algo por que regañarme”, “Nunca quedo bien con ellos”, “Ya traté todo, y no hay solución”, “Entonces, ¿a quién le importa?” son las justificaciones de nuestra actitud. Pensamos (sentimos) que este lío nunca va a terminar. Entonces, la alternativa es volvernos insensibles (dejarnos llevar por la indiferencia y la resignación).
Es una reacción muy normal (pero no justificable) de nuestra carne (egoísta y pecaminosa). Ni Dios (ni cualquier mortal) desea que el hogar se convierta en una zona de combate (guerra y caos). Mucho menos es el ideal que vivamos como personas aisladas, irritadas, divididas, que únicamente duermen y comen (de vez en cuando) juntos. A veces podrás sentirte la víctima de la trama (y no digo que nunca sea así). A veces tendrás la culpa de los roces (y no digo que siempre sea así).
Dios ha diseñado un plan perfecto para la familia, y nosotros somos responsables de ajustarnos (y que todo salga bien) o de rebelarnos (y pasarla mal). Específicamente, él ha designado el papel que los hijos debemos jugar (claro, también ha dicho cuál es el de los padres, pero ese es el trabajo de ellos). Efesios 6:1,2 recalcan nuestra responsabilidad de obedecer y honrar (estimar, respetar) a nuestros padres (y dicho sea de paso, la actitud "qué me importa" no cabe en este molde).
Para que la relación mejore, procura hacer bien tu parte como hijo. Considera evaluarte en las siguientes áreas y, de ser necesario, trabaja en hacer los cambios necesarios. (Un buen maestro me enseñó una vez que “si uno cambia, los demás cambian”).
1. ¿Cómo son tus miradas hacia tus padres cuando te hablan?
2. ¿Cómo es tu tono de voz hacia ellos?
3. ¿Cuáles son tus objetos favoritos (puertas, zapatos, mesas) que te gusta golpear cuando les respondes?
4. ¿Cuándo fue la última vez que tus padres te escucharon decir palabrotas como "gracias", "perdón", "te quiero"?
5. Si pudieras verte como te ven tus papás, ¿qué cambiarías de ti?
6. ¿Cuándo fue la última vez que oraste por tus papás?
7. ¿Te atreverías a tratar a tu Padre Dios como tratas a los padres que él te dio?
Solamente tienes una vida y unos padres para ganar la recompensa que Dios promete a los buenos hijos (Efesios 6:3). No dejes de disfrutar y aprovechar la oportunidad.

Fuente: www.certezajoven.com.ar

Poema de Salvacion - pelicula- trailer

Poema de Salvación, El poder de una madre en oración. Una película inspirada en la vida de Pablo Olivares.








Fuente: www.youtobe.com
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