Lo mas visto en AdolWeb

viernes, 31 de julio de 2009

Ya no me gusta la iglesia (Articulo)


Ya no me gusta la Iglesia

Por Doug Tappan


He decidido que ya no me gusta ir a la iglesia. No es que voy a dejar de ir. Llegue a la conclusión el último domingo, mientras me bañaba antes de ir a la iglesia, que he llegado al punto en el cual siento que no hace una diferencia en mi vida. Cuando viene el domingo en la mañana, me encuentro deseando que fuera el sábado donde podría tener el día completo para hacer lo que quisiera.
No siempre fue así. Antes me encantaba ir a la iglesia. Lo esperaba con ansias toda la semana. Me encantaba el tiempo de adoración, absorbía toda la predica y disfrutaba de la compañía de aquellos que estaban alrededor de mi. Sin embargo, todo esto ha empezado a cambiar recientemente. He llegado al punto en el cual no quiero tener que hablar con las personas. No es que no sean buenas personas, sencillamente no quiero hablar con ellos. Encuentro que ya no me interesa tanto la adoración y la predica como antes. En realidad, generalmente encuentro todas las maneras posibles de criticar cada una de las canciones que cantamos o el mensaje de la predica (ese es el efecto que un Instituto Bíblico puede tener en algunas personas).
Como ustedes verán, el problema en sí es que yo mismo estoy en el ministerio. En realidad es mi trabajo el estar en el servicio cada domingo en la mañana. Quizás ese es parte del problema. Quizás estoy angustiado porque tengo que ir a “trabajar”, mientras otras personas pueden ir y disfrutar el servicio porque no tienen ninguna obligación.
Hay otro problema, y no creo que sea un problema que es poco común entre las personas (especialmente aquellos que tienen veinte y algo años, de los que formo parte) en la iglesia hoy en día. Cada día entro al servicio, me siento, cruzo mis manos y espero que Dios haga algo por mí. Espero que el tiempo de adoración me saque de mi apatía. Espero a que el pastor haga algo que capture mi atención. ¿Cuál es el problema con todo esto? Soy yo. Nada ha cambiado en mi iglesia desde que disfrutaba ir a ella. Yo he cambiado. Me he vuelto más egoísta. Me he vuelto más cínico. Incluso, he llegado al punto en el cual mi novia me dijo que quizás ella debería de sentarse en otro lado durante el servicio, porque ella puede sentir que no quiero estar ahí.
Más aún, he venido a esperar que la iglesia forje mi desarrollo espiritual. En vez de trabajar en mi propia oración y vida devocional, quiero que la iglesia lo haga por mí. Por favor, no me digan que soy el único en el Cuerpo de Cristo que tengo este problema. Por favor díganme que hay mas gente vaga, que vienen a la iglesia cada domingo y esperan ser llenados para toda la semana. Mientras tanto, no tienen ninguna disposición de dar algo. (Tampoco estoy hablando de dinero). No estamos dispuestos a entregarnos en la adoración. No estamos dispuestos a entregarnos unos a los otros, a ministrar nuestros amigos quienes también tienen problemas (no somos los únicos que sufren, aunque nos gustaría pensarlo a veces).
Quisiera culpar de todo esto en nuestra cultura egoísta. Quisiera decir que soy de esta manera porque he sido acondicionado socialmente por toda la publicidad y el marketing con que me veo enfrentado día a día; la publicidad dice cosas como “Hazlo a Tú Manera”. Me gustaría hacerlo a mi manera. ¿Acaso no nos gustaría a todos? ¿Acaso no es cierto que si no nos gusta como se hacen las cosas en una iglesia, sencillamente podemos ir al otro lado de la ciudad (o sencillamente del otro lado de la calle para algunos de nosotros) y encontrar otra iglesia que llene nuestras expectativas? ¿Fue eso lo que quiso Jesús para Su iglesia? ¿Quería Él que nos olvidáramos de nuestras iglesias solo para buscar “pastos más verdes” en algún otro lugar? Es cierto que la Iglesia está en falta. Ninguna iglesia está exonerada de este hecho. Pero en vez de rendirnos (o volvernos cínicos del más mínimo detalle) deberíamos trabajar para cambiar aquello que está mal en nuestras iglesias, más aún, cambiar aquello que está equivocado dentro de nosotros mismos. Cambiar lo que tenemos mal probablemente es más difícil que lo demás. El egoísmo no se quita tan fácilmente (confíen en mí, todavía tengo bastante de él). ¿De qué otra manera podemos avanzar de ser personas egoístas a personas generosas y llenas de gracia, que no sea pidiendo la ayuda del Espíritu Santo? No hay otra manera que conozca (y estoy seguro que ya he tratado varias maneras) de tratar con todos los tipos de pecados.
Al final, sólo me puedo culpar a mí mismo por mi naturaleza pecaminosa que me permite convertirme en lo que soy. Es mi culpa, no la de mi iglesia, que pienso y actúo de esta manera. Hasta que yo, y aquellos como yo, estemos dispuestos a reconocer esto, seguiremos siendo cristianos insatisfechos que no hacen más que ocupar asientos los domingos en la mañana y que no contribuyen a la misión radical a la que fue llamada la iglesia.
Tomado de
Fuente: www.relevantmagazine.com







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejanos tu comentario...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Si queres ver mas noticias hace click en Entradas Antiguas

Hora Mundial

Ahora Vender y comprar es mas facil