Buenos amigos, malos amigos
Lee Proverbios 12.26
La amistad es muy importante. Encontrar y conservar buenos amigos
es importante ahora y siempre. Los buenos amigos son difíciles de encontrar
y de conservar para cualquiera , sin importar la edad.
¿Qué es un buen amigo? Es simple. Un buen amigo es alguien en quien puedes
confiar que te dice la verdad, aun cuando no quieras oírla. Un buen amigo
gusta de ti, le gusta estar alrededor tuyo y es leal a ti. Jesús sabía cómo ser un buen amigo.
Llamó amigos a sus discípulos.
¿Qué es un mal amigo? Es simple. Un mal amigo es un amigo en quien no puedes confiar. Un mal amigo es alguien que no respeta lo que ti te importa. Un mal amigo es alguien que trata de hacerte hacer cosas, en las que, él o ella sabe que tú no crees. Esta es la cosa: Es mejor no tener amigos, que tener amigos a los que no les importe lo que te pase.
¿Está bien tener amigos no cristianos?
Dios pone gente en nuestro camino para cumplir su propósito de que compartamos lo que Jesús hizo por nosotros. Tener amigos no cristianos te da esa oportunidad pero tenemos que recordar que el testimonio se da con la vida.
Era el verano de 1996 y por lo regular yo solo asistía a bares y discotecas. No recuerdo cómo me entere que habría un concierto con uno de mis cantantes favoritos. Había seguido su trayectoria y no lo había visto desde hacía años. Era un concierto para toda la familia así que fui con mi esposa Wanda. Para mi sorpresa ya después que estaba adentro me di cuenta que era un concierto cristiano. Les confieso que quería salir corriendo pero mis deseos de ver a Vico C, me mantuvieron allí. Me paré con mi familia bastante cerca de la tarima y al frente vi a Juan y fui a saludarlo. Yo sabía que él conocía a Vico C. Le comenté que quería conocerlo y me dijo que me quedara junto a él. Al terminar el concierto me lo presentó, me tomé una foto y nos fuimos. Ya cuando iba para casa me despedí de Juan e intercambiamos teléfonos. Me dijo que se acababa de mudar a Orlando, que no tenía muchos amigos y necesitaba conseguir una barbería. Me dijo que era cristiano y que asistía a una iglesia no muy lejos de mi casa. Yo le confesé que no era cristiano pero que podía llevarlo a la barbería y lo llamaría en un unos días. De camino a la barbería Juan comenzó a compartir de como el Señor lo había librado de la muerte. Sus palabras realmente me tocaron pero le dejé saber que eso de ir a la iglesia no era para mí.
Después de eso mantuvimos la comunicación y de ahí surgió una fuerte amistad. Él seguía asistiendo a la iglesia y yo a las discotecas. En ocasiones me invitaba pero yo seguía pensando que eso no era para mí. Por mi parte yo también lo invitaba a la discoteca y aunque en muchas ocasiones me dijo que no, un día me dijo sí. Al llegar se veía un poco incomodo y no salía de una esquina. Yo estaba con otros amigos y ordenamos tragos y cervezas. Le pregunté a Juan si quería tomarse algo y me dijo que no. Yo seguía insistiendo y él seguía diciendo que no. De repente empezó a sonar el estilo de música que a Juan le gustaba bailar antes de ser cristiano. Ahora sí quería tomar. Al volver de camino a casa me dijo que estaba bien arrepentido y que no sabia que le iba a decir a su esposa. Le dije que no se preocupara—Todos somos humanos, le dije , ¡ la vida es para disfrutarla! Lo llamé el domingo y le pregunté cómo estaba. Me dijo que acababa de llegar de la iglesia y que su esposa estaba molesta. Me dijo que fuera con él y yo le insistí que eso no era lo mío. Pasaron un par de días y nuevamente llego el día de salir para la discoteca, esta vez fue él quien me llamó. Me preguntó que si podía venir de nuevo. Yo era el no cristiano pero me daba cuenta que había algo sospechoso en su conducta.
Si vamos a tener amistades no cristianas tenemos que ser líderes y no seguidores. No podemos olvidar que la mejor manera de demostrarle al no creyente las grandezas de Jesús, es con nuestro estilo de vida. Juan quería convencerme de que aceptara a Jesús. Me decía que si Jesús entraba a mi vida todo cambiaria. Pero, yo no veía ningún cambio en él. Aunque hoy día me arrepiento de haber sido una piedra de tropiezo para Juan, entiendo que era responsabilidad de él mantenerse firme en el camino. El tenia que dar testimonio con su vida y no solo con palabras.
Fuente:www.bibliag3.com
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