“Que nuestro amor no sea solamente de palabra,
sino que se demuestre con hechos”
1º San Juan 3.18
Desde chiquito siempre tuvimos gatos en mi casa. Yo sé que a muchos no les simpatizan, pero no puedo evitar amar a los gatos. Una particularidad que aprendí de tanto criarlos es la importancia que tiene el trato con ellos durante sus primeros meses de vida. Su forma de ser dependerá de cómo te hayas comportado con él. Si de chiquito lo molestás y lo tratás mal, de grande será un gato poco simpático y malvado. Pero si le das amor durante esos primero meses, lo tratás bien y lo acariciás seguramente será un gato bueno y mimoso. Fijate vos lo importante que es tratar a un animal con amor. ¡Cuanto más importante será tratar con amor a las personas!
No existe ningún ser humano en el planeta que no tenga la necesidad de amar y ser amado. Fuimos creados así. Hasta la persona más malvada y dura de corazón del mundo necesita sentirse amada. Necesitamos el amor de nuestros padres y de nuestra familia. Lamentablemente no todos tienen este privilegio. Las personas que de pequeñas no recibieron ese buen trato y amor, es muy probable que hoy sean personas malvadas y antipáticas. Éstas necesitan que las amen.
Más de una vez escuché por ahí la frase “quién puede amar a un tipo como yo”. Claro está que este pensamiento está equivocado ya que sí hay alguien que te ama tal cual eres. Por supuesto… ¡Dios te ama! Es increíble lo grande que es el amor de Dios. Es tan maravilloso que puede llenar todo el espacio de nuestro ser que no haya recibido amor y hacer que rebalse para bendecir a otros. Si nunca te has sentido realmente amado, el amor de Dios vale por mucho más que el amor que te puedan dar todos los seres del mundo juntos.
¿Y cómo descubro ese amor de Dios? ¿Cómo sé que Dios me ama? Uno puede decir “porque la Biblia lo dice”. Es verdad, pero Dios no se queda con solo decírtelo. Dios te demuestra que te ama con hechos. El se humilló haciéndose hombre, y siendo hombre se humilló más todavía hasta la muerte vergonzosa en la cruz. Todo esto lo hizo simplemente para poder tener una relación personal con vos. Podemos ver como Jesús demostraba su amor por la gente. El no se quedaba solamente con decirles cuánto los amaba y nada más. El siempre estuvo atento a las necesidades de la gente. De esta manera nosotros que hemos recibido del amor de Dios, que el Espíritu Santo mora en nosotros, somos agentes de su amor.
Hay gente que al ver las injusticias del mundo se pregunta: “¿por qué Dios no hace algo al respecto?”. Y yo pregunto: “¿qué sería del mundo si Dios no hiciera?”. Dios actúa en el mundo. ¡Vaya uno a saber que sería del mundo si no lo hiciera! ¿Sabés como actúa Dios? El actúa a través de los creyentes. Jesús dijo: “Ustedes son la sal de este mundo” (Mt. 5.13). En aquella época la sal servía no tanto para salar la comida sino para que no se pudra la carne (pensá que no tenían heladeras). Así Dios a través nuestro hace que el mundo no se pudra, que se conserve. Y no necesariamente porque nosotros digamos a la gente que la amamos, sino por nuestras acciones de amor. ¡Que tarea tan importante que tenemos! ¡Manos a la obra!
Oración:
Fuente: www.certezajoven.com.ar
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